En los últimos años, se ha experimentado un gran avance en el diagnóstico precoz y el tratamiento de los recién nacidos con cardiopatías congénitas, aumentando significativamente la supervivencia y calidad de vida de los afectados. No obstante, en países de bajos ingresos, la falta de acceso a la atención médica especializada y los recursos necesarios ha impedido que se registre este progreso.

Las cardiopatías congénitas son malformaciones o alteraciones estructurales del corazón producidas durante el desarrollo fetal y están consideradas el defecto congénito más común del mundo, afectando entre 8 y 10 de cada 1.000 niños recién nacidos, así como indica la Sociedad Española de Cardiología (SEC). En España nacen anualmente 5.000 niños con algún tipo de cardiopatía congénita, de los cuales más de un 30% requiere de una intervención quirúrgica, según la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas. De hecho, hace dos décadas solo el 20% de los niños con esta patología llegaban a vivir más allá de la infancia, pero gracias a los avances en exploraciones prenatales y técnicas quirúrgicas de los últimos años, las tasas de supervivencia han aumentado considerablemente hasta el 90% según datos de la SEC.

Sin embargo, aunque la supervivencia de los niños con cardiopatías congénitas ha aumentado, el índice de mortalidad asociado a esta patología ha sido mayor en países con un nivel socioeconómico menor, tal y como muestra un análisis publicado en The Lancet. De hecho, este estudio destaca que las tasas de mortalidad infantil por esta patología disminuyeron en la mayoría de los países, a excepción de aquellos más pobres.

“Gracias al diagnóstico prenatal de esta patología se puede identificar de forma precoz el tipo, la gravedad y el pronóstico de cada caso, así como el tratamiento médico o quirúrgico necesario para aumentar la supervivencia de manera significativa. No obstante, la falta de recursos disponibles dentro de un país representa un obstáculo significativo en la lucha contra la cardiopatía congénita infantil. Esta situación resalta la necesidad urgente de invertir en infraestructura médica, capacitación de personal y programas de concienciación para mejorar el acceso y la calidad de la atención médica para todos los niños afectados”, señala Amira Bueno, directora de Recursos Humanos de Cigna Healthcare.

Honduras, un país con falta de cardiólogos para operar con rapidez

A pesar de que, actualmente, no se disponen de cifras concretas de la prevalencia de cardiopatías congénitas en Honduras, se estima que 1 de cada 100 recién nacidos tiene una cardiopatía congénita, y, aunque es fundamental actuar con rapidez desde el diagnóstico de esta patología, la falta de cardiólogos pediátricos impide que se realicen todas las intervenciones quirúrgicas necesarias.

Ante esta situación, Cigna Healthcare se ha unido a un proyecto de colaboración internacional para mejorar la atención en cirugía cardiaca infantil en Honduras. Y es que, actualmente, para muchos niños hondureños siguen existiendo dificultades para acceder al tratamiento integral de esta patología, fundamentalmente en la zona norte.

Esta iniciativa, puesta en marcha por la fundación Infancia Solidaria en 2008, ha contado en esta ocasión con la participación de 12 sanitarios españoles, entre los cuales se encontraban: 3 cirujanos cardiovasculares infantiles, una cardióloga infantil, 2 intensivistas pediátricos, una anestesióloga pediátrica, una enfermera instrumentista especializada en cirugía cardiaca, una enfermera especializada en perfusión y 3 enfermeras especialistas en UVI pediátrica. Además del personal sanitario, la expedición también contó con el director de la fundación y 3 voluntarios de Cigna Healthcare. Durante los 12 días que la brigada estuvo en el país, se llegaron a operar a 20 niños con cardiopatías congénitas.

Con este proyecto, se busca ofrecer apoyo y formación en cirugía cardíaca infantil en aquellos países en los que no existe esta especialidad o tienen una necesidad por lista de espera o falta de material, creando una colaboración con los profesionales de la salud locales para mejorar la atención de las cardiopatías congénitas. De esta forma, el objetivo perseguido es mejorar la supervivencia y calidad de vida de los niños afectados, así como generar un efecto positivo en el sistema de salud en general.